40 edición
20 de septiembre - 26 de octubre
El ciclo Música para órgano en Navarra regresa durante los meses de septiembre y octubre, celebrando la conmemoración de su 40 aniversario.
Se cumplen 40 años desde la celebración de la entonces llamada Semana del órgano de Navarra. En ese mismo año se había fundado la Asociación Navarra de Amigos del órgano – ANAO, que fue la que inició este festival primeramente en solitario y en una segunda fase con apoyo del Gobierno de Navarra, hasta que este tomó el festival como programa propio años más tarde, ya con el título Música para Órgano en Navarra. Es verdad que el 40 es un número como otro cualquiera, pero también hay que reconocer que ciertas fechas nos impulsan a echar la mirada atrás y a apreciar especialmente el hecho de haber llegado hasta donde estamos. Y también a agradecer el trabajo de todas aquellas personas que han trabajado en favor del órgano, algunas de las cuales ya no están entre nosotros.
En estos años, y ya con la solidez que le presta el hecho de ser uno de los programas propios del departamento de Cultura, no hay duda de que el papel del ciclo de órgano de Navarra (al que llamamos así a pesar de no ser el único festival de órgano de nuestra comunidad) ha sido de gran importancia en lo referido a la difusión del valor de nuestro patrimonio organístico, y ha servido para articular y difundir diversas iniciativas a favor del órgano surgidas en nuestra sociedad. También ha servido para colocar el patrimonio organístico de Navarra en el imaginario colectivo de nuestra comunidad a través de una cita esperada anualmente por muchas personas, y para explorar nuevos puntos de vista que sin duda alguna han de ser necesarios e incluso imprescindibles en un futuro ya muy inmediato.
Música para órgano en Navarra ha sido siempre un ciclo innovador en el contexto que le ha tocado desarrollarse en cada momento. En un inicio fue uno de los primeros ciclos de conciertos de órgano surgidos en España en sintonía con el catálogo de órganos de Navarra elaborado por Aurelio Sagaseta y Luis Taberna y con la Asociación Navarra de Amigos del órgano como soporte. En este sentido, el gran mérito del Gobierno foral fue en aquellos años saber entender y apreciar esta labor en su justo valor y en consecuencia apoyarla al máximo. En épocas posteriores las innovaciones han venido dadas por la relación con otras artes, por la interacción con los progresos técnicos surgidos en cada momento y también por una labor de difusión más allá del mundo del concierto, a través de encuentros, congresos o mesas redondas, siempre al dictado de la actualidad. Por otra parte, en cada momento se han incorporado al ciclo órganos restaurados e incluso de nueva construcción que se han realizado en este tiempo. Hay que destacar también la excelente relación con las diversas entidades de la Iglesia católica y también con otras entidades como ayuntamientos y asociaciones culturales. Hemos comprobado cómo el ciclo de órgano es percibido como un respaldo a la calidad del patrimonio organístico y cómo sus conciertos se reciben como un signo de prestigio por parte de las localidades que lo acogen cada año.
Para celebrar sus 40 años, el ciclo del año 2024 ha preparado un evento en el que se hará un repaso a lo que ha sido su historia, desde los inicios hasta nuestros días. En el mismo acto se ha organizado un encuentro entre diversas asociaciones y particulares que trabajan en favor del patrimonio organístico navarro, ubicadas sobre todo en ámbitos rurales. De este modo, tendremos ocasión de conocer varios proyectos orientados a la rehabilitación del patrimonio organístico en diversas localidades navarras. En este sentido el papel de las asociaciones locales es insustituible, y nuestro ciclo va a crear un ámbito favorable para el intercambio de experiencias y el conocimiento mutuo de sus miembros. No hay que olvidar que el contexto de nuestro patrimonio organístico resulta preocupante a pesar de existir otros aspectos positivos; preocupante por la carencia de organistas y por la cantidad de instrumentos que se están viendo sometidos a un progresivo abandono, dentro de una situación que es sin duda una encrucijada para el futuro de estos bienes.
En resumen, 40 años de evolución, de logros obtenidos y de experiencia para los desafíos que aguardan. Y también para continuar ofreciendo la oportunidad a la sociedad de disfrutar de un patrimonio tan desconocido por un lado y que por otro goza de una acogida tan entusiasta por parte del público que accede a su riqueza artística.
¡Por muchos años!
José Luis Echechipía París
Responsable dirección artística del ciclo Música para órgano en Navarra