Dirección General de Cultura - Institución Príncipe de Viana
Gobierno de Navarra

La lengua en retroceso

El estancamiento de la población y de la economía, las guerras por la religión y por la hegemonía europea, parecen justificar que se conozca al siglo XVII como un siglo “trágico”.

Para España lo fue. Son los tiempos de su decadencia militar a favor de Francia en el continente y de Inglaterra en el mar. También de su descomposición interna por secesiones de Cataluña y Portugal. Algo que contrasta con el esplendor de la literatura en castellano.

Para Navarra, sin embargo, son tiempos de fortalecimiento político e identitario y el nacimiento de la historiografía propia. De América llegan también las remesas de los emigrantes indianos y el maíz.

Es el siglo del Barroco y de la ofensiva católica frente al mundo protestante. Esta se traduce al mundo lingüístico. Roma impulsa la evangelización del pueblo en su misma lengua. Aunque el latín persiste en los libros sagrados y en la liturgia, aparecen los catecismos bilingües en euskera y romance. Ignorada por la administración y la escuela, sólo en la iglesia y en el hogar recibe la lengua vasca un ápice de reconocimiento.

La educación en castellano se va extendiendo por los pueblos de Navarra en detrimento del euskera. El castellano por el sur y el francés por el norte, impulsados por la maquinaria de poderosas monarquías, adquieren prestigio y prestigian.

La lengua vasca, que sigue siendo una lengua oral, se va identificando con el campo. Poco a poco, como todo lo popular, va cayendo en desprestigio por la extensión de la ideología de las élites, preñadas de racionalismo y de ciencia.

La lengua en retroceso