Frank Galvin (Paul Newman), un maduro abogado en decadencia, es un adicto al alcohol que sobrevive gracias a pequeños y rutinarios trabajos. Un antiguo socio le recuerda el caso, todavía sin resolver, de un error médico cometido en un hospital y del que Galvin se había ocupado. No es nada fácil para él trabajar de nuevo de forma profesional, pero su tesón es tal que no tarda en averiguar que puede ganar el caso. Es entonces cuando empieza a recibir ofertas económicas para arreglar el asunto sin ir a juicio. Pero Galvin está dispuesto a jugárselo todo, tanto para conseguir una importante indemnización para los familiares como para rehabilitarse como abogado y como persona.
Una de las mejores interpretaciones del Paul Newman papel que rechazaron sus amigos Robert Redford y Frank Sinatra, en plena madurez, candidato al Oscar, y con una colección de extraordinarios momentos gestuales que dan la medida de lo que puede dar de sí un actor genial.
En la lista del American Film Institute, figura en el 4º lugar en la lista de mejores dramas judiciales de la Historia del cine.